Amigos en una casa dispuestos a ver una película y eligen la equivocada, eso me pasó con Dioses de Egipto. Jamie Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) y Leónidas (Gerald Butler) juntos en una película presentada en su trailer como una de las grandes sorpresas del verano, sin embargo, no fue así.
Las películas del género fantástico y aventuras suelen ser historias ingeniosas y divertidas que cualquier persona puede disfrutar, como es el caso de La Historia Interminable (1984), un claro ejemplo de película para todas las edades y que cualquier persona puede entender y no llega a aburrir. Otra película de este estilo y más cercana a nuestra época es Adèle y el misterio de la momia (2010), cuya historia e intriga mantiene al público pegado a la pantalla. Cuando las películas están bien llevadas se pueden lograr verdaderas obras maestras que llegan a impresionar.
Un reparto de lujo integrado por los dos principales protagonistas, Nikolaj y Gerald Butler, junto a un chico cuya actuación se puede considerar aceptable (Brenton Thwaites) y Geoffrey Rush (conocido por interpretar a Barbosa en Piratas del Caribe y al logopeda Lionel Logue en El discurso del rey) en el papel de Ra. A esto le añadimos una historia de dioses egipcios que luchan contra monstruos y tenemos ya el blockbuster del verano, pero, a pesar de todo, la película no llega ni a la suela de lo que en un principio parece prometer.
El apartado visual, bonito en cuanto a colorido pero muy falso en cuanto a efectos visuales, no logra que se produzca el pacto ficcional característico de las películas que suelen triunfar entre el público, es decir, no aceptamos lo que vemos a pesar de que otras películas anteriormente mencionadas, y también ficticias, las aceptamos y nos involucramos en ella, sin embargo, esta situación no llega a ocurrir del todo en Dioses de Egipto.
La razón de darle una puntuación de 5 sobre 10 es debido a la nostalgia. Me recordaba mucho a las películas que veía de pequeño en las que un personaje se embarcaba en una aventura en busca de un tesoro escondido en alguna isla o reino inventado (típicas películas que solían retransmitir en televisión). Este largometraje es una de esas películas que cuando tienes una edad temprana puedes disfrutarla sin problema pero cuando un adolescente o adulto la ve, no le llega a interesar (situación que también me ocurrió con Percy Jackson y el mar de los monstruos).
Debo decir que hacia la mitad de la película dejé de prestar atención, mientras mis otros amigos continuaban viéndola, pero cuando la retomé otra vez a los pocos minutos podía saber perfectamente lo que había ocurrido en ese espacio de tiempo, esto supongo que es debido a la simplicidad de una historia que te muestra cada detalle en cada momento y no deja al público pensar pues ya estás viendo y escuchando en pantalla todo lo que necesitas saber para no perderte en el transcurso de la película.
Aunque no todo son malas noticias, como ya he dicho, me recuerda a mi infancia y, por lo tanto, no la considero una película mala para los niños que quieran verla (además, es para mayores de siete años, edad en la que suelen descubrir este tipo de género). En definitiva, un largometraje divertido para niños, aburrido para adultos.
Ficha y Banda Sonora
Comentarios
Publicar un comentario