A veces conviene ver películas de mala calidad para reconocer y apreciar aquellas creadas con mayor coherencia entre todos sus elementos y, por tanto, de mayor calidad.
Suicide Club es una película de intriga, misterio y suspense que se desarrolla alrededor del personaje de Liz, una chica con intenciones suicidas cuyos intentos no consiguen el objetivo esperado y que nunca sale de su casa-habitación, observando todo lo que ocurre en el exterior a través de su ventana y de la televisión. Movida por sus deseos suicidas y por terminar cuanto antes con su vida decide investigar si la leyenda urbana cibernética del "Suicide Club" (Club Suicida o Club de los Suicidas) es real. A partir de entonces, Liz se ve envuelta en una situación rocambolesca e inmoral al mismo tiempo que va descubriendo algunos oscuros secretos.
Con esta sinopsis, se puede apreciar que la película se ha basado en la premisa de Rear Window (Alfred Hitchcock, 1954), titulada La Ventana Indiscreta en España, recientemente adaptada en The Woman in the Window (Joe Wright, 2021), modificando en esta película al personaje principal por uno con unos esquemas mentales pesimistas, con una actitud completamente antisocial y equiparable a un recipiente semivacío en el que añadir y eliminar características que ayuden al progreso de la acción.
A pesar de su planteamiento, el guion posee ciertos elementos originales aunque muy mal desarrollados, convirtiendo a una película que podría haber tratado la prevención del suicido como un objetivo potencial y principal en una película que parece utilizar el suicido para sorprender e incomodar al espectador al mismo tiempo que para mostrar un mensaje de prevención como si de un desconocido entrometido se tratase, perdiendo así su fuerza ilocutiva y su potencial intención preventiva. Intención que toma forma de sermón, de cuatro líneas escasas, digno de cura cansado de su profesión que cree que con solo unas buenas palabras se puede cambiar la actitud de una persona ante la vida.
Si estos motivos no son suficientes para alejar a cualquier persona de esta película, es preciso resaltar la construcción del personaje principal, al que modifican sus capacidades y habilidades físicas y cognitivas según convenga y cuyas acciones y decisiones parecen carecer de sentido, sin llegar a cuestionarse muchas de ellas para no entorpecer el desarrollo de la trama, excepto aquellas que son necesarias para que la historia avance. Además, el uso de la música electrónica en ciertos momentos de la película causa una sensación de estar viendo un vídeo editado por un chaval de doce años, destacando un momento de lucha convertida en una sucesión de imágenes y planos caóticos y borrosos. Este recurso seguramente fue utilizado para mostrar la energía del momento y ocultar al mismo tiempo las posiblemente pobres coreografías de pelea, causando una sensación de caos para quiénes estamos intentando discernir lo que allí sucede.
He de decir a su favor que ciertos planos misteriosos y pausas enigmáticas, que parecen prometer más de lo que el largometraje realmente ofrece, permiten ubicar al espectador en el género de la película que se está viendo. Sin embargo, su larga duración juega en su contra al no aprovechar los momentos decisivos de la protagonista para construir un mejor personaje principal y para jugar con el pequeño espacio que la rodea y con los pocos personajes que aparecen en su vida, habiendo muchos minutos y escenas que fácilmente podrían compararse con hojas en blanco de un libro mal editado y maquetado.
Comentarios
Publicar un comentario