En 2001 comenzó la primera parte de una aventura épica que a día de hoy sigue presente en la cultura mundial: la trilogía de El Señor de los Anillos. El mundo de Tolkien cobró vida de la mano de uno de los directores que marcó un antes y después en el cine y en la vida de muchas personas. Sin embargo, en 2012 pareció tropezar con la trilogía de El Hobbit, según opinan algunas personas cercanas a mi, aunque mi juicio difiere al respecto.
En esta primera película se empieza a explicar el origen de todo y se nos presentan a los personajes que nos acompañarán en nuestro corazones durante el resto de nuestras vidas. La trama comienza en Hobbiton, el hogar de los hobbits donde el espectador se siente como en casa cada vez que su original melodía se entona, y tras presentarse el pasado y presente del Anillo Único, protagonista esencial de esta trilogía, empieza la aventura de Frodo en búsqueda de la destrucción del anillo para acabar con el mal que asola a la Tierra Media.
El dinamismo, la progresión y la originalidad de la historia permite introducirnos en un mundo desconocido lleno de peligros y poderes extraños que poco a poco iremos conociendo a lo largo de la trilogía, siendo esta película un genial comienzo para querer saber más de ella, completándose de manera magistral con una banda sonora que nos hace viajar y nos ayuda a reconocer los distintos momentos, personajes y sentimientos a lo largo de la aventura de Frodo y del Anillo Único.
Esta cinta es ya reconocida como una película de culto y un gran clásico pues introdujo a muchas personas al género fantástico y a caer rendidos ante él; hito histórico del cine de aventuras y fantasía que nos hace vivirla con emoción como si volviéramos a ser niños que ven por primera vez La Historia Interminable, si hacemos una semejanza de sensaciones al ver una película con tanta carga de fantasía.
Comentarios
Publicar un comentario