Las protagonistas de esta película, Demi Moore y Margaret Qualley, nos inducen a un estado de ansiedad, agobio y malestar que va aumentando de manera constante mientras tratan temas relacionadas con el machismo de la sociedad actual (concretado en el mundo de la actuación), el edadismo (a la hora de tratar a otras personas y seleccionarlas para realizar ciertos trabajos), las adicciones (desde la visión de comprender la razón por la que son producidas), los estándares de belleza (los cuales sirven para reflexionar sobre su verdadera naturaleza y sobre si existe una lógica concreta respecto a ellos) y la venganza (entendida desde un punto de vista necesario, justo y positivo y desde el contrario, más perjudicial para uno mismo y para los demás que nace de una ineptitud para tomar decisiones adecuadas o para aprender de los errores y corregir dichas decisiones).
Si bien estos podrían considerarse los temas principales, existen otros sobre los que navega la película (la inseguridad, el autocontrol, el deseo personal, el egoísmo y el egocentrismo, etc.). Todos ellos están envueltos en una cinta de terror que, como la mayoría del género, adquiere una doble vertiente: terror debido al hilo conductor de la trama ficticia (la sustancia y sus consecuencias) y terror debido al parecido razonable con la realidad. En esta última vertiente, el máximo representante de este terror en esta cinta podemos encontrarlo en el personaje de Dennis Quaid, cuyo papel de hombre de negocios y con poder en las altas esferas machistas de unos estudios de televisión da incluso más miedo que la parte más fantasiosa y metafórica de la historia.
Una trama cuyas reflexiones son muy claras, fácilmente identificables y muy bien cerradas en su pasmoso final que se ve lastrada por su larga duración y su ritmo repetitivo tanto en sus temas como en sus escenas e historia. Sin embargo, este lastre puede justificarse atendiendo al funcionamiento de su hilo conductor y a la creación de ese ambiente agobiante e incómodo potenciado a través de sus personajes.
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