La cocreadora de la serie de HBO Westworld, Lisa Joy, dirige, produce y escribe esta cinta ubicada también en un futuro distópico en el que existen máquinas que nos permiten acceder a nuestros recuerdos y revivirlos en primera persona. Una idea interesante que es el eje de una historia romántica cercana al género policiaco y de misterio, pero que se queda a medio gas entre ambos, alzándose el amor como el tema principal y la razón de ser y actuar de los personajes.
La película va mejorando desde su aburrido, lento y poco interesante principio hasta su curioso y algo sorprendente final en el que todo lo presentado confluye sin esperarlo de manera mágica haciendo creer al espectador que el desarrollo de la trama sigue un guion sólido debido a su inesperada y dramática conclusión, causando que se olvide todo lo anterior y todas aquellas situaciones carentes de sentido y sin dar las explicaciones necesarias para ir de un punto A a un punto B. Por un lado, esto causa la desorientación de la persona que intenta entender la trama y, por otro, su consecuente pérdida de interés.
No solo las acciones y diálogos de los personajes no son creíbles del todo, también acompaña a nuestros oídos la voz de un narrador (el propio protagonista) sin la que sería terriblemente difícil entender la complicada trama a la que nos enfrentamos, nótese la ironía. Esta voz en off actúa como la voz de un detective en las típicas películas antiguas de cine negro, pero que en esta ocasión no aporta ninguna información. Los silencios son continuamente ocupados por esta voz que entorpece el entendimiento de la historia y cae en el error de la aburrida redundancia, contando mensajes que ya nos han mostrado con anterioridad a través de diálogos o mediante gestos faciales.
Además de todo lo anterior, la cinta parece haber sido escrita para un videojuego de David Cage, conocido por crear videojuegos más cercanos al cine que al juego, como Farenheit (2005), Heavy Rain (2010), Beyond: Two Souls (2013) y Detroit: Become Human (2018). Esta apariencia casi interactiva causa una sensación de vacío en el entorno de la trama y en la mente del espectador, quien necesita más motivación para querer seguir prestando atención sin tener un mando de consola en sus manos.
Como rasgo sorprendente, cabe destacar la insulsa actuación de los tres personajes principales, a pesar de contar con Hugh Jackman, Rebecca Ferguson y Thandiwe Newton. Asimismo, la dirección no resalta por ningún motivo en especial, pero sí es necesario distinguir la labor del CGI del agua a la hora de crear la ciudad ligeramente inundada que se presenta desde el comienzo.
Aun así, el final de la historia logra despertar algún tipo de interés y de leve entusiasmo debido a la alusión literaria que parece inspirar a la propia película, siendo este el principal motivo que hace que la cinta no se convierta en un estrepitoso fracaso narrativo y artístico.
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