Es necesario destacar que esta cinta no se considera musical, aunque el uso del ritmo y de la música se acerca bastante a este género, pues el espectador, desde el momento en que se sienta en la butaca, se haya en un viaje musicalmente histórico que no aterriza hasta el último tercio de la película, en el que el ritmo se ralentiza por razones obvias.
La historia es contada por el general Tom Parker, el mánager de Elvis Presley y supuesto villano según la prensa. La propia vida de Elvis se entremezcla con la visión que Tom Parker tiene sobre su influencia en la carrera y vida de Elvis y esto causa que la película no señale culpables de manera directa, pero sí resalta las actitudes y acciones de algunas personas de su entorno para que el espectador llegue a su propia conclusión, que más que propia viene guiada por la representación que cada actor y actriz hace de su personaje atendiendo al guion.
Una parte de la cinta trata la importancia de la familia, tanto el vínculo que Elvis tiene con sus padres como el vínculo que crea con su mujer y su hija. Estos cuatro vínculos, muy diferenciados entre sí, son el motor de fondo de las decisiones de Elvis en su vida, aunque la película no lo muestre con la importancia suficiente. A estas relaciones cabe añadir la de Elvis con Tom Parker y con sus fans, que poco a poco van difuminando su sensatez y desanclándolo de la realidad. Todo ello aporta diversas reflexiones para cualquier padre, madre o figura de responsabilidad.
Además, la película no solo se dedica a mostrar la vida de Elvis como si fuera un escaparate, también parece querer llegar a la cabeza pensante y crítica del espectador con el fin de que, conociendo la historia pasada, no cometa los mismos errores. En concreto, la película destaca el racismo imperante en una época no muy lejana y que aún persiste en determinados barrios y en mentes enfermas de maldad, egocentrismo y sinrazón. Este racismo, como forma de exclusión, puede extrapolarse a cualquier otro tipo de discriminación que se vive no solo en Estados Unidos. Ante ello, parece necesario un sentimiento globalizado que entienda que somos seres humanos muy distintos entre sí que viven en comunidad en un planeta que debemos cuidar y rodeados de personas que también deben ser cuidadas y de las cuales también deberíamos esperar recibir ayuda, pues eso debería ser vivir en sociedad. Y hasta que no se consiga ese fin, es vital alzar la voz y actuar como Elvis lo intentó en su adolescencia.
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