Las nuevas generaciones pueden conocer a Wes Craven por ser el director de A Nightmare on Elm Street (1984) pero, principalmente, es posible que lo conozcan por su famosa saga Scream, cuyo espíritu ha vuelto este año con una quinta entrega que actúa como homenaje a Wes y como más diversión para los fanáticos de la saga. Este espíritu que Radio Silence (el grupo de directores de Scream 5) ha conseguido revivir se puede observar a la perfección en esta cinta de 2005, titulada Vuelo Nocturno en España.
Esta película contiene toda la esencia de Scream a través de una historia en la que desaparece la mítica cara de Ghostface (la máscara que utiliza el asesino en dicha saga), aunque podría haber aparecido perfectamente, pues la cinta comparte gran cantidad de similitudes con la saga que cualquier fan de este director y de Scream disfrutará.
En concreto, la película es un thriller protagonizado por Rachel McAdams y Cillian Murphy, ambos con dos papeles muy distintos y muy difíciles de ejecutar en un espacio tan pequeño como es un avión. Esa misma dificultad la tiene el director quien debe transmitir esa tensión sin que todo resulte repetitivo y monótono. Esto lo consigue gracias a las pequeñas situaciones que se dan dentro de la cabina y al contrastar la acción del avión con la que ocurre en tierra, pero centrando siempre su atención en los dos protagonistas y conectando poco a poco todas las piezas del puzzle que se presentan desde el principio.
En cuanto a la temática, la película no parece buscar ninguna crítica ni reflexión en particular y se centra más en crear circunstancias que hagan al espectador gritarle a la pantalla o rezar en silencio, según la persona.
A pesar de esta falta de trasfondo, la película se deja disfrutar en su totalidad, pues ese parece ser su único fin: sentarnos y dejarnos llevar por sus personajes y sus situaciones. Ya desde el comienzo se hace notar las pausas a las que Wes Craven nos tiene acostumbrados y el establecimiento de un ambiente característico de Wes hasta llegar a su punto álgido donde las analogías con la saga anteriormente mencionada acaparan todo el último tramo de la cinta.
Una secuela espiritual de Scream que ofrece lo que la esencia de su director promete: misterio, tensión, acción, diversión y sobresaltos.
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