El género de terror sobrenatural contiene un subgénero que la nueva película de Scream (Wes Craven, 2022) considera "terror elevado", es decir, una historia de terror en cuya base se tratan temas profundos, sociales o emocionales. The Empty Man se acerca bastante a este tipo de terror, pero se encuentra en el borde entre una película de creepypastas, como Slender Man (Sylvain White, 2018), y una película con un mensaje interesante objeto de reflexión.
El inicio de la película ya es original, pues comienza con una especie de cortometraje de 20 minutos que da pie a toda la historia. A partir de ahí, la película mantiene la tensión y la sorpresa hasta el tercer acto y su final, en donde dejan abiertos muchos cabos sueltos y resuelven la trama con una explicación demasiado poco justificada para haber visto una película de más de dos horas de duración.
Sin embargo, esta zancadilla última que la propia película se hace a si misma no es motivo suficiente para estropear del todo el disfrute de su historia y atmósfera, pero sí que embarra un poco una trama que podría haber alcanzado una mayor excelencia en cuanto a su coherencia, a la construcción del desenlace y a la profundidad de su mensaje.
Aun así, esos aparentes puntos negativos pueden justificarse, e incluso considerarse meritorios, pues estamos antes una cinta que considera la inteligencia del espectador y su capacidad interpretativa para unificar todo lo visto y aprendido en la película y sacar sus propias conclusiones, creando así una obra abierta a discusiones y debates y siendo, por tanto, una película de terror original y distinta a lo acostumbrado.
Cabe destacar que la película se basa en una novela gráfica y su título hace referencia al mensaje que parece querer transmitir la cinta. Un mensaje muy actual en un mundo en que vivimos rodeados de objetos tecnológicos, medios audiovisuales y redes sociales, instándonos a comprar más y más. Viviendo en un mundo lleno de cosas, se nos olvida aprender a vivir y sentir tal y como somos, a no depender de lo que nos rodea y a apreciar la soledad y la nada como algo positivo y que nos acompaña constantemente y que parece que intentamos evitar. No obstante, este mensaje y enseñanza se lleva a un límite oscuro y tenebroso que da pie a lo que la película nos ofrece, la cual puede incitar a distintas interpretaciones al obviar la explicación de ciertos detalles.
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