La franquicia de Scream decide dejar su numeración tras la muerte de Wes Craven y empieza casi de cero. La película es un homenaje a, más o menos, todo lo que Wes nos ha ofrecido en las anteriores entregas y, por tanto, está llena de diversión, comedia, metalenguaje, tensión y algún que otro susto desprevenido.
Esta nueva versión parece haber analizado cada una de las películas previas, creando una entrega hecha por y para fans. Sin embargo, el juego metalingüístico, propio e inseparable de la saga, dura demasiado, sobrevolando constantemente las conversaciones de los personajes.
No obstante, el uso del metalenguaje es muy inteligente, pues permite diversas funciones como, por ejemplo, justificar cada decisión que la película toma, criticándose y siendo muy consciente de sí misma, así como criticar el panorama actual del género de terror, al fandom de las grandes sagas y a las secuelas nacidas para llenar aun más las arcas de los grandes estudios creando soft reboots (reinicios suaves) con apariciones de los personajes originales, como hace esta película. Esa consciencia propia deja sus intenciones muy claras y posibilita al espectador relajarse y disfrutar de la saga de terror más divertida y entretenida de los últimos tiempos.
Aun así, el tercer acto defrauda un poco, aunque puede entenderse la razón de haber decidido ese final, el cual es una apuesta interesante, pero no llega a funcionar del todo para considerar a la película como una reinvención sorprendente, pues el factor sorpresa se ve reducido al ser esta entrega lo que todo fan de Scream esperábamos de algún modo desde la cuarta película.
Asimismo, la cinta contiene detalles algo más sutiles que hacen que el espectador pueda ver cosas que no son e incluso va dejando alguna que otra pista para desvelar el final, siendo una de ellas un curioso juego de luces que en un principio no parece deliberado, pero realmente lo es. Además, la aparición de los personajes clásicos dota de más importancia a la cinta y aporta un mayor disfrute para los fans, considerándose así una continuación al uso de la historia iniciada hace 25 años.
Esperemos que en un futuro cercano continúen y experimenten con la saga, aunque se distancien del mundo de Wes Craven y de los personajes originales. Podría ser interesante ver nuevas películas de Scream en otras manos a pesar de no alcanzar la maestría de las tres primeras.
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