Una semana después de terminar los exámenes de la universidad decidí ir con dos amigas al cine de verano: un lugar barato, fresquito y relajante en comparación con los cines normales. Además, este año han remodelado el cine y tienen un nuevo proyector en HD que se veía de lujo, como si se tratara del cine normal. De esta forma acabamos yendo a ver Kung Fu Panda 3, a pesar de que las dos anteriores no me gustaron tanto como para continuar viendo las próximas películas de este oso panda.
Al final resulta que disfruté como un niño. Me alegré de haber ido a verla, sin duda es la mejor de las tres películas que existen hasta la fecha.
Como un buen conocido mío de la literatura de suspense (y que existió de verdad) dice: vayamos por partes. Hay dos aspectos fundamentales que debo resaltar y que me impresionaron durante todo el transcurso de la película: el apartado visual y la música.
Esta película, a diferencia de las otras dos, es mucho más alegre e infantil pero aun así capta la atención de adultos (los pocos que había en la sala) y niños, esto lo consigue gracias a una paleta de colores preciosa, resaltando unos colores sobre otros y creando un ambiente y un paisaje maravilloso. Pero lo que de verdad le da personalidad a la película es la mezcla del 2D y el 3D: la forma en la que para contar el pasado utilizan las dos dimensiones es muy bonita y, además, conforme avanza la película el 2D y el 3D se unen creando unas escenas que con su color y con su luz merecen la pena ser disfrutadas.
El encargado de la música es nada más y nada menos que Hans Zimmer, uno de los grandes compositores de la historia del cine (Gladiator, Interstellar, El Rey León, Piratas del Caribe, Origen, la trilogía de Batman de Christopher Nolan...). Una banda sonora asiática, del lejano oriente, nos acompaña en esta nueva aventura de Po (el oso panda), siendo esta vez el principal protagonista y responsable de sus acciones.
No puedo pasar por alto la animación. Desde la primera película de Kung Fu Panda han pasado ocho años, en los cuales la animación se ha desarrollado a pasos de gigante, motivo por el cual creo que me ha gustado mucho más que las demás. Pero lo que quería resaltar era el movimiento de los personajes, en especial de Kai, el malo de la película, al cual esperas que aparezca sólo para poder verlo utilizar sus armas, dos pequeñas espadas anchas y verdes sujetas a dos cadenas por separado y que Kai utiliza a veces como ganchos, cuyo movimiento en ese momento es muy relajante y suave.
En definitiva, es una película para disfrutar de lo que ves y de lo que oyes, y también para disfrutar con amigos y reíros de alguna que otra escena que para los niños es aparentemente normal ver en una película de animación. ¡Imaginación al poder!
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