El cine es un recurso visual-auditivo que se usa para exponer ideas y contar historias, ya sean reales o ficticias. Muchas de las obras audiovisuales que consideramos "películas" parecen seguir un mismo esquema que se repite hasta la saciedad en los largometrajes producidos por grandes estudios, como los grabados en Hollywood. Sin embargo, de vez en cuando puede aparecer una película que cambie la manera en que te cuenta la historia, llamando no solo tu atención, sino también tu voz crítica e interpretativa. Un ejemplo de ello es You Were Never Really Here, una película protagonizada por Joaquin Phoenix, protagonista también de Joker (Todd Phillips, 2019) y Her (Spike Jonze, 2013), que confirma la exquisita capacidad de elección de papeles que tiene este actor.
Esta película es una adaptación del libro homónimo de Jonathan Ames que para nada parece una adaptación al uso. Y resalto esto porque en la inmensidad de adaptaciones cinematográficas que tenemos al alcance esta es una adaptación que no depende tanto de la narración propia de la novela. Al contrario que otras adaptaciones, esta usa de manera concienzuda los recursos propios del cine, interrelacionándolos entre sí, para crear una obra cinematográfica en la que el espectador adquiere un papel activo en la interpretación de la misma.
En cuanto al apartado visual, usa recursos, colores, luces y planos que destacan por su originalidad, efectismo y belleza intrínseca para comunicar y no únicamente para ser contemplados, de modo que sirven tanto para cautivar al espectador como para contar la historia como si de una canción o un baile de un musical se tratara.
Sin hacer uso de la exposición excesiva o la sobrexplicación, la película cuenta la historia de manera muy concreta y condensada buscando que el espectador se interne en la mente del protagonista, de modo que, a través de distintos recursos visuales, nos presenta toda su evolución y personalidad sin recurrir a la simple exposición.
Así pues, la película, de apenas una hora y veinticinco minutos de duración, es una pieza artística sobresaliente desde el principio hasta el final. Es cierto que una película larga puede ayudar a expandir el universo en el que se desarrolla el largometraje o la historia que está siendo contada, sin embargo, eso no es sinónimo de ser una película bien ejecutada, pues por mucho que se desarrolle y se amplíe la historia, la película ve rebajada su calidad si no se tiene en cuenta el ritmo de la película y el uso creativo de distintos elementos para expresar, comunicar y presentar la trama y todas las ideas que en ella habitan.
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