La actuación de Ana de Armas es la que más destaca y lo hace porque su personaje tiene una profundidad interesante para jugar con él. Sydney Sweeney la sigue por detrás a pesar de mostrar una interpretación bastante parecida a lo que ya hemos visto de ella. Sin embargo, los demás personajes se notan apagados, en especial el de Daniel Brühl, que podría haber sido reemplazado por cualquier otro actor y no nos habríamos dado cuenta. Vanessa Kirby mantiene su labor actoral de no mostrar demasiado, causando que los personajes que suele interpretar estén faltos de brillo en su personalidad.
En cuanto a la historia, está basada en hechos reales y consigue mantenerte intrigado por las relaciones que se dan entre los personajes. Lo más interesante es el concepto que consigue transmitir de manera ingeniosa pero poco compacta. Este concepto se basa en representar a la sociedad de manera simplificada en tres grupos ideológicos (los extremos y los grises) mostrando las reflexiones que se dan en ellos y las relaciones que mantienen los miembros entre sí. De esta manera, se representa a dichos grupos desde un punto de vista económico, político y social, actuando en consecuencia en un contexto que simboliza el Edén, es decir, el paraíso, un lugar virgen que todavía no ha sido manchado por el mal inherente al ser humano.
A todo esto se añaden las reflexiones del personaje de Jude Law que definen el trasfondo de los hechos que suceden en esa isla alejados del resto del mundo y cuyo mensaje evoluciona en cierta manera a lo largo de la cinta.


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