Conocemos a Mike Flanagan por su largo y sobresaliente recorrido en el cine de terror y suspense. Con esta nueva película no se desvincula del todo del género porque está basada en una historia corta de Stephen King (autor también conocido por su literatura de terror) pero la película no tiene nada que ver con ese género. De modo que nos encontramos con la primera película que no encaja con su género favorito y el resultado es brillante.
Como siempre, es mejor entrar en una película sin saber nada o sabiendo lo menos posible, de modo que si te ha interesado ya, te recomiendo ir a verla y disfrutarla. Si te da igual todo esto o si ya la has visto, aquí seguimos.
La película trata sobre la vida de Chuck, como su título indica, y desde el conocimiento del título ya juega con sus espectadores (y supongo que con los lectores en el caso del libro, que no he leído). La construcción narrativa de la historia es un acierto enorme porque nos permite plantearnos preguntas continuamente y nos hace esperar ciertos momentos dentro de la película que se van planteando en su desarrollo, siendo esa “espera” un concepto muy importante en la cinta y que han sabido trasladarla al espectador para que pueda sentirla de cierto modo.
Para quien no conozca a Mike Flanagan, toda su filmografía se caracteriza por cierta lentitud en el desarrollo de la trama, cosa que he criticado mucho de él pero, en este caso, esa lentitud es muy necesaria y para nada entorpece su desarrollo.
Por otro lado, la película se siente parte del antiguo movimiento artístico francés conocido como nouvelle vague porque en esa época se hicieron varias películas en las que existía una historia pero muchas veces no importaba demasiado y se centraba más en esos diálogos reflexivos y en esas imágenes carentes de conversaciones (en concreto, respecto a esto último, me refiero a dos escenas sublimes). A pesar de su relación con la nouvelle vague, la fotografía (con un color bellísimo) y su manera de mostrar ciertas escenas sigue siendo muy actual.
Sobre las actuaciones, todas cumplen y sorprende mucho la gran capacidad actoral de Mark Hamill a quien cuesta un poco reconocer. También es necesario destacar a todos los niños que participan, en especial aquellos que tienen papeles más importantes y que brillan con luz propia.
Y, por último, el mensaje de la película. Es lo mejor de ella, todo lo que te muestra para llegar a ese mensaje tan bonito y necesario.



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